Los ODS son nuestro plan colectivo para el futuro de la población mundial y del planeta. No hay otro plan. Y no hay planeta de repuesto.
David Nabarro, Asesor Especial de la Agenda 2030.
La ambiciosa Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible se encuentra en marcha dos años después de que los Estados miembro de las Naciones Unidas acordaran los nuevos Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), conteniendo los 17 objetivos globales. La educación, uno de los elementos fundamentales de esta agenda universal, fue recogida dentro del ODS 4 con el objetivo de "conseguir una educación inclusiva y equitativa de calidad y promover la existencia de oportunidades de aprendizaje permanente para todos". El consenso internacional sobre la importancia de no limitarse únicamente a dar acceso a oportunidades de aprendizaje, sino de ofrecer también una educación de calidad, se tradujo en una serie de objetivos de ODS, así como en el Marco de Acción 2030.
No hay ninguna duda sobre la importancia que tiene la contribución de la educación para la consecución de todos los demás 16 ODS. Tal y como lo expresa el profesor Jeffrey Sachs, Presidente del Consejo Asesor del Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo “la educación es el Objetivo de Desarrollo Sostenible más importante, ya que sin educación no vamos a alcanzar ningún objetivo: sociedades pacíficas, trabajo, erradicar la pobreza, resolver los problemas de salud”. Sin embargo, el cumplimiento de los compromisos educativos fijados hace dos años requiere no solamente movilizar a todos los países y partes implicadas sino también coordinar las tareas de implementación, financiación y monitoreo del ODS 4 y sus objetivos.
Se considera que la medición de los avances es crucial dentro de la nueva arquitectura de la educación global y de hecho han aparecido varias iniciativas para modernizar los mecanismos de monitoreo a nivel nacional, regional e internacional. El objetivo es promover la rendición de cuentas entre todos los actores participantes y facilitar el intercambio de buenas prácticas a todos los niveles, incluyendo entre países, entidades colaboradoras, donantes y ciudadanos. En consecuencia, el Comité Director de los ODS Educación 2030 juega un papel fundamental como mecanismo de coordinación multilateral cuyo objetivo es integrar los esfuerzos de los Estados miembro y entidades colaboradoras para conseguir el ODS 4 y alcanzar sus metas.
Desde que comenzó el debate en torno a los ODS han sido varios los actores que se han incorporado al escenario de las iniciativas globales que promueven el aprendizaje. La Comisión Especial sobre Métricas de los Aprendizajes (LMTF), convocada por el Instituto de Estadística de la UNESCO y el Center for Universal Education (CUE) de la Brookings Institution, ha liderado la tarea de lograr un consenso sobre la importancia del acceso a la educación más aprendizaje. Como parte de su papel, la LMTF ha ayudado a desarrollar una serie de recomendaciones con el fin de resolver el problema de la medición de los resultados del aprendizaje. Después de finalizar oficialmente su labor en 2016, la LMTF fue sucedida por nuevas iniciativas tales como la Alianza Global para Monitorear el Aprendizaje (GAML), y el Grupo de Cooperación Técnica sobre los Indicadores ODS 4 – Educación 2030 (TCG). Ambas iniciativas, lideradas por el Instituto de Estadística de la UNESCO (UIS), siguen el mandato del Marco de Acción de la Educación 2030 de desarrollar unos mecanismos sólidos de evaluación para mejorar el aprendizaje. Aunque la GAML se centra en el desarrollo de estándares y herramientas internacionales para medir los resultados del aprendizaje, el TCG agrupa a diferentes actores interesados como, por ejemplo, Estados miembro, agencias multilaterales y grupos de la sociedad civil, para dirigir el desarrollo e implementación de los indicadores utilizados en el monitoreo de los objetivos de la Educación 2030. Estas iniciativas están impulsando la dinámica generada en torno al aprendizaje aparecida después de la aprobación hace dos años de los ODS, integrando a múltiples partes y coordinando la creación y desarrollo de mecanismos de evaluación a nivel nacional, regional y global. En estos momentos existe para 2017 una lista de 32 indicadores para que los países los utilicen en la monitorización del cumplimiento del ODS 4, incluyendo 11 indicadores globales y 18 indicadores temáticos.
Una tercera iniciativa que apoya la creación y desarrollo de sistemas de evaluación del aprendizaje a nivel nacional es la Evaluación para el Aprendizaje (A4L), una plataforma iniciada dentro de la LMTF y lanzada en 2017 por la Alianza Mundial por la Educación (AME). El objetivo de esta plataforma es proporcionar asistencia técnica y financiera a las redes nacionales y regionales de evaluación en África y en la región de Asia- Pacífico, con el objetivo de mejorar los resultados del aprendizaje mediante el reforzamiento de las medidas de capacitación. Además, el Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo (GEMR) seguirá manteniendo su papel de monitoreo e información sobre la educación y más específicamente, sobre los avances realizados sobre el ODS 4. El Informe 2017/8 se centra en la rendición de cuentas en la educación, estudiando lo que funciona en términos de políticas y prácticas para impartir la educación de manera más efectiva, eficiente y equitativa, teniendo también en mente la consecución del ODS 4 y sus metas.
Otros actores clave que están promoviendo este cambio al acceso a la educación más aprendizaje han destacado la importancia de coordinar los esfuerzos para conseguir una mayor eficacia en la promoción del aprendizaje. Haciéndose eco de esta tendencia, el Banco Mundial ha dedicado su último Informe sobre el Desarrollo Mundial a la educación y ha incorporado muchas instituciones como socios principales, incluyendo, entre otras la Alianza Global para Monitorear el Aprendizaje (GAML), el Grupo de Cooperación Técnica sobre los Indicadores ODS 4 – Educación 2030 (TCG), la Iniciativa "la Educación Ante Todo" de las Naciones Unidas, y el GEMR, así como organizaciones tales como la Alianza Mundial para la Educación, el Grupo Interinstitucional sobre Indicadores de la Desigualdad en la Educación (IAG-EII), y la Comisión Internacional sobre la Financiación de las Oportunidades para la Educación Mundial.
A pesar de la dinámica generada en torno a los objetivos globales para la educación, quedan algunos problemas pendientes respecto de la implementación, financiación y medición de los avances realizados en el cumplimiento de sus metas. Según la Campaña Global para la Educación, “una combinación de la reducción de la ayuda a la educación y de recursos internos insuficientes en los países en desarrollo ha dejado a 263 millones de niños y jóvenes fuera de la escuela, y a 758 millones de adultos sin poder leer o escribir”. Además, los gobiernos y donantes tienen que correr con los costes derivados de la implementación de evaluaciones a gran escala, lo que podría terminar teniendo como consecuencia que los países elijan métodos o herramientas de evaluación con un coste económico pero de baja calidad. Por lo tanto, las iniciativas multilaterales aparecidas en esos últimos dos años tienen implicaciones reales para la consecución del ODS 4 y de sus metas, gracias a la asistencia técnica y financiera que pretenden ofrecer a los países para mejorar sus actuales sistemas de evaluaciones del aprendizaje.