Explorando formas de apoyar a los profesores y la enseñanza en sistemas en crisis

Escrito el 10 Oct 22 por Joshua Muskin, Patrick Kaper-Barcelata
Educación en situaciones de emergencia y para refugiados

 

Una consecuencia común pero desafortunada de una nación bajo graves tensiones, es la negligencia a su sistema educativo. Este estrés puede resultar tras un conflicto armado activo o reciente, una crisis económica, o por un cambio radical de régimen. Entre otros factores, el fallo del sistema resultante, es evidente, en la ausencia de formación y supervisión docente, en la falta de material didáctico en las escuelas y, lo que es más atroz, en retrasos prolongados, o en la paralización total del pago de los salarios de los profesores. Susan Hopgood, presidenta de la Internactional de la Educación (EI-IE), recientemente se pronunció ante los “apagones educativos” que hacen que el sistema sufra, amenazando la educación de millones de estudiantes, y dijo: “Tenemos el deber de solucionar este problema.” 

El 2 de septiembre de 2022,  la Internactional de la Educación y Geneva Global organizaron un salón virtual específicamente para responder al llamado de Hopgood.  Un grupo de más de 35 líderes nacionales de educación, expertos de instituciones internacionales de ayuda y desarrollo, y miembros de la comunidad filantrópica, se unieron para ofrecer una definición estratégica al problema y comenzar a identificar formas concretas, para que la comunidad internacional mantenga a los profesores enseñando y a los estudiantes aprendiendo, mientras se resuelve la predominante crisis del sistema educativo. El salón aspiraba reunir perspectivas innovadoras y frescas del tema, convocando a muchos actores del desarrollo, que no suelen interactuar, y que después llevarían el tema a la última Cumbre sobre la Transformación de la Educación. 

Moderado por Rob Jenkins, Director Global para la Educación y el Desarrollo del Adolescente de UNICEF, el salón constó de tres partes, centradas en dos preguntas funcionales:

  1. ¿Cuáles opciones de financiación innovadoras se podrían encontrar para motivar y permitir a donantes internacionales a pagar los salarios de los profesores y proporcionar aportes críticos para apoyar la educación formal a escala, cuando una crisis impide que funcione el sistema educativo de un país?     
  2. ¿Qué métodos innovadores podrían servir para administrar, pagar y contabilizar los salarios y otros fondos y recursos para asegurar el funcionamiento satisfactorio de las escuelas en los países donde la crisis afecta el sistema educativo?

El debate sustancial empezó con las presentaciones de profesores y miembros de sindicatos de tres países – Líbano, Afganistán, y Myanmar – que actualmente están experimentando graves “apagones educativos.” Brindaron a los participantes del salón, una perspectiva cruda de los impactos vividos en dichas crisis.  

Un dirigente de la oficina regional de la Liga de Maestros de Escuelas Primarias Públicas de Líbano, informó que el salario promedio de un profesor es de solo $80.00 al mes, apenas suficiente para cubrir los gastos mínimos de la familia de un maestro durante cuatro días. Además, compartió, que los profesores libaneses, se enfrentan a numerosas barreras para reclamar el poco salario que ganan, incluyendo largos meses de suspensiones salariales y restricciones bancarias que limitan el acceso a los fondos asignados por el ministerio y agencias de ayuda internacional, para los salarios de los profesores.  

Según un miembro del Consejo Nacional Electo de Maestros de Afganistán, los profesores afganos se enfrentan a retos paralelos para obtener sus salarios. Esta situación empeora por la lucha de Afganistán para definir las áreas de prioridad de gastos y para obtener los fondos suficientes para el funcionamiento de las escuelas.

El Ministerio de Educación de Myanmar, experimenta una falta de fondos crítica muy similar, en parte, debido a la dificultad del gobierno para recaudar impuestos. En cuanto a los educadores de Myanmar, un representante de la Federación de Maestros de Myanmar, explicó que alrededor de 200,000 profesores participan en huelgas promoviendo colectivamente el cambio civil y político. 

Es evidente, que, en los tres contextos presentados, los profesores están mal pagados, y mal apoyados por sistemas educativos que están sobrecargados y que carecen de recursos. 

A continuación, dos colegas compartieron las conclusiones de dos grupos de expertos internacionales que la EI y Geneva Global habían convocado previamente al salón, para preparar resúmenes analíticos de dos preguntas esenciales:

  1. ¿Qué mecanismos internacionales utilizan actualmente los actores, para cubrir la brecha cuando los sistemas fallan, y a cuáles retos se enfrentan?  (Presentación disponible aquí)
  2. ¿Qué soluciones, comunes e innovadoras, podrían permitir a la comunidad internacional superar los retos que enfrentan al apoyar la continuidad de la educación durante una crisis del sistema?  (Presentación disponible aquí)

El grupo experto encargado de la primera pregunta identificó que, durante una crisis, el acceso fiable de los profesores a los salarios u otras compensaciones como prestaciones, desarrollos profesionales en curso, y materiales de aprendizaje, es la primera prioridad para mantener la educación y el aprendizaje. Para poder lograrlo, hay que prestar atención a cuatro desafíos claves:

  • la limitada comprensión de importantes impedimentos y posibles soluciones a corto y largo plazo
  • la reticencia de los actores internacionales a pagar los salarios de los docentes y los costos recurrentes
  • las ineficiencias endémicas de los sistemas de la gestión docente, y
  • las contradicciones generales entre las políticas nacionales y la labor de los donantes. 

El grupo centrado en las soluciones reconoció estos retos mientras planteaba dos estrategias, para cubrir las necesidades de los profesores. Estos fueron: (i) la identificación de la comunidad internacional de desarrollo, pero incluyendo las comunidades locales, la sociedad civil, y los sindicatos de maestros, y (ii) la elaboración de múltiples vías para compensar y proporcionar apoyo material y técnico a los profesores. El grupo formuló una serie de elementos fundamentales en torno a orientar las futuras soluciones, entre ellos, la necesidad de un sistema de gestión docente funcional, la preparación para una crisis, la reevaluación de las políticas y prácticas de socios internacionales que obstaculizan las intervenciones ante una crisis, y el involucramiento de los profesores y otros actores esenciales en la planificación e implementación de las respuestas. Todas las soluciones deben ser holísticas, y, su contenido debe ser específico y sostenible. 

Las presentaciones estimularon intensos debates entre los participantes en dos grupos de trabajo. En ellos, los participantes, sacaron a relucir tres áreas principales de seguimiento: la investigación, la financiación y la creación de un marco internacional. Un grupo, al notar la grave carencia de evidencia de los pagos a los profesores en los sistemas educativos en crisis, pidió que se creara una comunidad de práctica, o un grupo de expertos para avanzar en la investigación. Recomendaron un ejercicio de mapeo comprensivo de dos aspectos principales. El primero, para estudiar los contextos de crisis actuales para caracterizar la naturaleza y los mecanismos de fallo del sistema y de las respuestas autóctonas. El otro, para investigar si los actores internacionales están o no preparados y si actúan o no y cómo lo hacen, para asegurar que los profesores tengan el respaldo continuo que necesitan para que la enseñanza y el aprendizaje se lleven a cabo cuando los sistemas tambalean o fallan. 

El segundo grupo, propuso el desarrollo de un fondo común que permita a los donantes y a otras partes interesadas a proporcionar ayuda monetaria, técnica y material para los profesores en sistemas abandonados. Su objetivo es conectar la financiación a estructuras gubernamentales funcionales, así como crear mecanismos eficaces de transferencia de efectivo y otros sistemas de pago. 

Ambos grupos reconocieron el valor de un acuerdo internacional, en el que probablemente participen sindicatos de la educación y la sociedad civil, con el fin de proteger los salarios de los profesores de las sanciones internacionales, y establecer mecanismos eficaces de rendición de cuentas y de supervisión, para asegurar el desembolso eficiente de los fondos a los profesores y las escuelas en los contextos de las crisis. 

Al final, los participantes reconocieron que esto no es más que el principio de la elaboración de una serie de objetivos, estrategias y mecanismos para apoyar a los maestros y a la enseñanza, cuando los sistemas están en crisis y de la movilización de los actores internacionales en torno a este objetivo. Sin embargo, hubo una aclamación colectiva y bulliciosa de que el objetivo es crítico y que el tiempo para acogerlo y avanzar es ahora. Education International y un grupo de socios llevaron el tema a la Cumbre sobre la Transformación de la Educación, a fin de buscar aliados para generar investigaciones, acción, e ímpetu en torno al tema.  Surgieron unos candidatos importantes, como la recién anunciada Comisión Mundial sobre la Profesión Docente y la campaña  #TeachersTransform.  

Esperamos poder compartir esta historia a medida que se desarrolle.  

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