Cómo puede contribuir la evaluación formativa digital a monitorizar el aprendizaje del alumnado durante y después de la era COVID-19?

Escrito el 15 Sep 20 por Le Thu Huong, Yee Ki Au
Educación a distancia
Evaluación formativa
TIC en la educación

 

El COVID-19 ha obligado a muchas escuelas y sistemas educativos a optar por una enseñanza y aprendizaje a distancia y digital, pero es difícil saber si el alumnado está aprendiendo y cómo lo está haciendo.

El cierre de las escuelas en todo el mundo debido a la pandemia del COVID-19 ha tenido como resultado nuevas modalidades de aprendizaje, que han afectado a 1.500 millones de aprendices (o el 90% de la población mundial escolarizada) en el pico más alto de la pandemia, en abril de 2020. En algunos países, se han impartido clases online con la ayuda de las soluciones de aprendizaje digital; en otros se han empleado los sistemas de retransmisión de la radio y la TV para mantener el contacto con el alumnado. No obstante, al personal de educación, docentes y gestores, les preocupa saber si y de qué manera el alumnado está haciendo los progresos esperados o si hay una distancia entre las expectativas y el aprendizaje real.

Las herramientas de comunicación digital, las herramientas de los Sistemas del Gestión del Aprendizaje (SGA) y otras herramientas especializadas han convertido la evaluación formativa digital en una solución viable, tanto a corto como a largo plazo, para una recogida y análisis más completo de los datos estadísticos sobre el aprendizaje del alumnado. La evaluación formativa digital también ofrece la ocasión de fomentar las destrezas del siglo XXI y el aprendizaje durante toda la vida, captando todas las formas y resultados del aprendizaje y empleando los datos del alumnado para diagnosticar y remediar las brechas en el aprendizaje.

La situación

Según una encuesta de la UNESCO de abril de 2020, las estrategias adoptadas por los países para gestionar los exámenes y evaluaciones durante el cierre de las escuelas han incluido recalendarizar, posponer y conservar los exámenes, trasladar estos online y reducir el número de pruebas. Los países que han optado por las evaluaciones sumativas de manera más intermitente han empleado los resultados de exámenes previos (p. ej. Países Bajos, Indonesia y Japón), mientras que aquellos países que tenían alguna estructura de evaluación formativa han sustituido parcialmente los exámenes con proyectos de investigación (p. ej. Egipto) y con un examen de los perfiles de aprendizaje del alumnado (p. ej. México). Entre los 11 países que informaron de la cancelación de los exámenes decisivos a gran escala, muy pocos países (p. ej. Noruega y Francia) y sistemas (p. ej. el Bachillerato Internacional) tenían la capacidad de tomar decisiones justas y válidas sobre la progresión, graduación y admisión basándose en la evaluación formativa.

La evaluación digital formativa como solución

La evaluación formativa (o la evaluación para el aprendizaje) se suele llevar a cabo de manera regular para calibrar el progreso de los y las aprendices mediante observación, pruebas, trabajos y devoluciones. Mientras que las notas de una evaluación sumativa determinan el nivel de competencia o las destrezas finales del alumnado, la evaluación formativa se centra en la interacción y en el proceso de aprendizaje y, por lo tanto, sirve para modificar el contenido y los métodos de la enseñanza y mejorar el aprendizaje. En un entorno de aprendizaje a distancia, pueden utilizarse ambos métodos de evaluación formativa, tanto el sincrónico (interacción en tiempo real) como el asíncrono (separado en tiempo y espacio).

Teniendo en cuenta la amplitud y variedad de herramientas digitales disponibles, es posible que al profesorado le resulte complicado seleccionar los recursos y herramientas apropiadas para llevar a cabo la evaluación formativa digital. De ahí nuestro intento de presentar los principales tipos de herramientas y sus fines específicos.

Las herramientas existentes de comunicación (p. ej., Zoom, Microsoft Teams, llamadas de teléfono y mensajes de texto) permiten a docentes y aprendices interaccionar y colaborar. Las herramientas de SGA, como Moodle, Google Classroom y Schoology, se han empleado como plataformas centralizadas para canalizar preguntas, tareas, tests y para revisar entregas. Se han desarrollado otras herramientas especializadas para facilitar el aprendizaje personalizado con instrucciones adaptativas (p. ej, DreamBoxMath, Woot Math) y para permitir la transmisión de respuestas en vídeo (p. ej. Recap y Screencastify). Algunas empresas proveedoras de servicios han desarrollado herramientas más accesibles durante el cierre de las escuelas, lo que ha abierto una vía para un uso mejor y más generalizado de la evaluación formativa digital. No obstante, un tema crucial es la “brecha digital”, ejemplificada en el hecho de que la mitad de la población mundial no tiene acceso a un ordenador y una conexión a internet. 

Los desafíos de la “brecha digital”

Ya sean de alta o baja tecnología, sincrónicas o asincronas, todas las soluciones digitales requieren unas infraestructuras adecuadas. Sin embargo, el informe State of Broadband (UNESCO &ITU; 2019) reveló que casi la mitad de la población mundial aún no tiene acceso a un ordenador y a una conexión a internet. Aunque cada país tiene sus circunstancias únicas, todas las modalidades de evaluación digital requieren 1) acceso al menos a un dispositivo y a suficiente ancho de banda para cada estudiante y 2) habilidades digitales suficientes del alumnado y el profesorado para emplear esas herramientas. Por no mencionar la alfabetización general y digital que también se exige de las personas cuidadoras/las familias para apoyar en casa al alumnado.

Se ha progresado a la hora de abrir nuevas vías para las evaluaciones formativas digitales en los contextos de escasa conectividad y recursos. Por ejemplo, las plataformas basadas en teléfonos con una potente funcionalidad offline (por ej. Cell-Ed y Ustad Mobile) pueden emplearse potencialmente en combinación con un contenido de fácil acceso con destino a las comunidades infradotadas (p. ej. Rumie). Las plataformas de mensajería se han adaptado para contribuir a la difusión y el rastreo del aprendizaje (p. ej. cursos de WhatsApp), que es una solución que no se ha explorado tanto para las asignaturas tradicionales.

A corto plazo, la necesidad de encontrar remedios inmediatos ha empujado a las escuelas a adoptar soluciones de menor coste y menores exigencias tecnológicas, como enviar fotos de los deberes y colaborar con las familias para hacer los exámenes. A largo plazo, a medida que las escuelas afinen sus modelos de aprendizaje a distancia y tracen sus planes para la reapertura, serán necesarios cambios en el conjunto del sistema para fortalecer las capacidades de evaluación formativa digital y así 1) incluir las diversas formas de aprendizaje y 2) producir datos para el diagnóstico y poder así abordar las brechas en el aprendizaje.

Oportunidades para progresar

1. Abarcar las diversas formas del aprendizaje

Aunque el aprendizaje formal se está llevando a cabo a distancia, es más probable que el alumnado se dedique en sus casas a un aprendizaje no formal. No obstante, es fácil que estas importantes adquisiciones no se capten bien. El aprendizaje puede suceder en modalidades como los foros de chat online, el aprendizaje observacional y los museos virtuales. Estas formas de aprendizaje contribuyen al desarrollo de la colaboración, de la competencia intercultural y de las destrezas de metacognición, lo que, colectivamente, constituyen las destrezas del siglo XXI (es decir, las destrezas necesarias para vivir y trabajar en el mundo de hoy, con su diversidad de interpretaciones y perspectivas). 

Es posible que las evaluaciones digitales formativa no puedan abarcar todas las destrezas del siglo XXI, puesto que se diseñaron para priorizar la objetividad, la estandarización y la “adecuación al contenido”. No obstante, la evaluación formativa digital puede adoptar un enfoque en combinación con la auto evaluación, el juicio del docente y el seguimiento continuo de la performance para medir el aprendizaje. Por ejemplo, en Finlandia, la evaluación continua de los trabajadores en prácticas se ha empleado como un indicador de la competencia del alumnado en el centro de trabajo y como una base para su graduación. La evaluación formativa digital fomenta el desarrollo de destrezas y crea las bases para un aprendizaje durante toda la vida: la capacidad y resiliencia para aprender a lo largo de todos los estadios de la vida y en diferentes circunstancias, como durante el cierre de las escuelas.

Es importante señalar que no todas las asignaturas y competencias pueden evaluarse de manera digital o a distancia. La mayor parte de las aplicaciones de las tecnologías digitales se han limitado a asignaturas en las que las trayectorias de desarrollo se estructuran de una manera clara y secuenciada, como las matemáticas, dejando un amplio territorio para la investigación y aplicación en otras disciplinas.

2. Diagnóstico y abordaje de las brechas de aprendizaje

La digitalización de la evaluación formativa permite recoger grandes cantidades de datos estadísticos que son más representativos de las capacidades en desarrollo de comprensión y madurez de los aprendices, en comparación con los datos recogidos en momentos puntuales de una línea temporal (p. ej., observación, exámenes en papel y deberes). Cuando se usa adecuadamente, el análisis estadístico puede informar al profesorado acerca de la calidad del contenido de su instrucción, revelar los niveles de motivación del alumnado joven e identificar los huecos en el aprendizaje para diseñar las clases de recuperación y para prestar un apoyo suplementario cuando vuelvan a abrir las escuelas.

Aunque el enfoque específico para integrar la evaluación formativa digital es enormemente dependiente del contexto y varía mucho de un país a otro y de un sistema educativo a otro, se requiere una inversión por parte de la gestión de la escuela y de los gobiernos para apoyar al alumnado y mejorar las destrezas del profesorado. Por ejemplo, las escuelas pueden garantizar que estas evaluaciones sean válidas, oportunas, constructivas y específicas con respecto a las necesidades de aprendizaje del alumnado, se debería trabajar para integrar las destrezas digitales a lo largo del currículo para que el alumnado se familiarice adecuadamente, no solamente con las modalidades de aprendizaje virtual u online, sino también con la evaluación que las acompaña. Los gobiernos tendrán que implantar políticas que aborden la “brecha digital” y resolver los temas relacionados con la privacidad y la seguridad de los datos. Los cursos de desarrollo profesional dirigidos al profesorado tendrán que centrarse en recursos y destrezas para diseñar evaluaciones de calidad, capacidad para analizar los datos y el conocimiento técnico para aplicar las ideas que estos datos proporcionen.

Notas finales

Por encima de todo, la evaluación formativa digital debería perseguir tanto la evaluación inmediata de los progresos del aprendizaje como el potencial para complementar la evaluación sumativa a largo plazo, medir de manera continua el aprendizaje incluso cuando nos enfrentemos a las crisis futuras. El uso generalizado de la evaluación formativa digital puede servir para fomentar la enseñanza y el aprendizaje de las destrezas del siglo XXI, si se adoptan las medidas adecuadas para garantizar la equidad.


Esta entrada ha sido redactada por Le Thu Huong y Yee Ki Au. Le Thu Huong es Especialista de Programa en la Sección de Políticas Educativas de la UNESCO. Dirige el programa System Alignment for Better learning Outcomes (SABLO), que busca reforzar los sistemas educativos nacionales para mejorar la calidad y los resultados del aprendizaje en todos los niveles. Yee Ki Au está terminando su Máster en Psicología de la Educación en la Universidad de Cambridge, donde investiga el uso de las tecnologías y del análisis estadístico dentro del aula.

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