Cada niño debería tener un libro de texto

Organisation(s): UNESCO

Date: 2016

Pages: 13 p.

Serie: Global education monitoring report: policy paper

Series Volume: 23

La cantidad que un país destina a materiales didácticos es un buen indicador de su compromiso de ofrecer una educación de calidad para todos. Existen varios tipos de materiales pedagógicos y didácticos, pero el presente documento se centrará en los libros de texto, que son el tipo de material más utilizado. Los libros de texto resultan especialmente pertinentes para mejorar los resultados del aprendizaje en los países de ingresos bajos, en los que hay muchos alumnos en las aulas, un gran porcentaje de los docentes no están cualificados y el tiempo de instrucción es escaso. Además de contar con buenos docentes, la mejor manera de mejorar la enseñanza y el aprendizaje es disponer de libros de texto bien elaborados y en cantidad suficiente. Sin embargo, tal como se pone de manifiesto en el presente documento, en muchos países los alumnos de todos los niveles carecen de libros o bien se ven obligados a compartirlos en gran medida con sus compañeros. Esta carencia puede hacer que los niños tengan que dedicar buena parte de su horario escolar a copiar contenidos de la pizarra, lo que reduce en exceso el tiempo disponible para el aprendizaje participativo. El costo de los libros de texto es un obstáculo fundamental que impide a los niños tener acceso a los materiales didácticos que necesitan. En el presente documento se examina el costo de los libros de texto y el presupuesto ínfimo que asignan a dicha partida en la actualidad muchos países en desarrollo. Se analiza de qué manera el modelo financiero innovador que utiliza GAVI: La Alianza para las Vacunas, podría alentar al sector privado a invertir en el sector de los libros de texto. En los análisis que se incluyen en el nuevo informe de seguimiento de la educación en el mundo se muestra cómo la utilización de este modelo podría reducir el costo de cada libro de texto en 3 dólares de los Estados Unidos, lo que supondría un ahorro de casi 1.000 millones de dólares del costo de los libros de texto solo en el África Subsahariana y permitiría triplicar el número de libros de texto disponibles para los niños de todo el mundo.

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