Abordar las barreras urbanas para la educación inclusiva y de calidad: Lecciones de Francia

Escrito el 27 Oct 20 por Candy Lugaz, Chloé Chimier
Barreras sociales a la educación
Educación rural, educación urbana

 

Las ciudades siempre serán “un hervidero de problemas”, incluso cuando están “repletas de promesas” (Sivaramakrishnan, 1996). Como destaca UN-Habitat (2016, p. 5) “la urbanización se ha basado en un modelo que es insostenible en muchos aspectos”, especialmente en lo que se refiere a temas cruciales medioambientales, sociales y económicos. Las ciudades deben abordar el desafío de una población urbana en aumento en una serie de sectores, incluyendo el de la educación. El auge de la migración y de la población joven, el aumento de las desigualdades socio económicas, la proliferación del chabolismo y la crisis educativa que ha provocado la pandemia del COVID 19 son factores que afectan a la capacidad de las ciudades de proporcionar un acceso a una educación equitativa y de calidad.

Las ciudades tienen la responsabilidad social de proporcionar a su ciudadanía una educación equitativa y de calidad, así como oportunidades para el aprendizaje durante toda la vida. En los sistemas educativos actuales, cada vez más descentralizados, las ciudades, mediante sus cargos electos municipales, juegan un papel cada vez más importante en la implementación de las políticas educativas nacionales y locales trabajando en partenariado con los ministerios de educación y con la comunidad educativa local para lograr el Objetivo de Desarrollo Sostenible 4 (ODS4) en su territorio.

El programa de investigación del IIPE UNESCO, Cities & Education 2030 busca averiguar cómo han planificado las ciudades la consecución del ODS4. La investigación de campo que se ha llevado a cabo en una serie de ciudades francesas ha puesto de manifiesto su profundo compromiso de abordar las barreras urbanas para la educación y de diseñar oportunidades para los y las más jóvenes. “Crecer, aprender y prosperar, colocando el derecho a la educación por encima del resto de políticas”, es el objetivo prioritario, destaca Philippe Rio, alcalde de Grigny, una ciudad de la periferia de París.

En Francia, las responsabilidades de las ciudades en lo que se refiere a la educación formal se centran en la construcción y equipamiento de los edificios escolares y, hasta cierto punto, en la alimentación escolar. Su responsabilidad es proporcionar un entorno de aprendizaje seguro para los niños y las niñas dentro de su territorio. Las ciudades se alían con el personal de las escuelas, las asociaciones de familias y la sociedad civil para facilitar el acceso a los edificios escolares a los niños y las niñas con discapacidades. En Ivry-sur-Seine, la oficina de prevención y protección infantil es el punto de referencia para las familias desfavorecidas y para las familias con niños y niñas que requieran un cuidado especial. Ahí se facilita la coordinación de los diferentes agentes implicados en la prevención, en la protección a la infancia y en los temas de inclusión, garantizando el vínculo con las familias, así como el seguimiento personalizado de las trayectorias de cada niño o niña.

La inclusión es una prioridad en las estrategias educativas de las ciudades. Se han desarrollado programas específicos, junto con el Ministerio de Educación y las asociaciones locales, para acoger a las familias migrantes y contribuir a una integración fluida de sus hijos e hijas en las escuelas locales. Las ciudades colaboran también con las escuelas para implementar Programas de Éxito Educativo, desarrollados por el Ministerio de Educación a escala nacional. Estos programas están dirigidos al alumnado con dificultades de aprendizaje y hacen un acompañamiento de este alumnado y a sus familias hasta lograr mejores resultados académicos. En Saint-Quentin, combatir los elevados niveles de analfabetismo en el territorio y en la región circundante es un objetivo crucial del municipio. Cada tarde, unos 70 alumnos y alumnas de primer curso de primaria se benefician de hora y media de lectoescritura mediante actividades lúdicas. También se está atendiendo el abandono escolar. En Grigny, el municipio se coordina con los institutos de secundaria para identificar al alumnado en riesgo de abandono y colabora con empresas locales para apoyar su transición al mundo laboral.

Establecer relaciones de confianza con las familias es un factor central para que las ciudades puedan garantizar un acceso equitativo e incluso a la educación en su territorio. Se atiende específicamente a aumentar la confianza en sí mismos de los progenitores que dejaron de estudiar en una edad muy temprana y que se enfrentan ahora a dificultades socio económicas. Las ciudades buscan fortalecer los vínculos intergeneracionales, crean oportunidades para dialogar con las familias en reuniones informales y festejos. “Eso nos ha permitido reincorporar el papel de las familias que no son capaces de ayudar a sus hijos e hijas, o que no disponen de tiempo para ello. No los reemplazamos, pero sí los acompañamos” (Coordinación de programas de Éxito Educativo, Saint-Quentin). Codiseñar la estrategia educativa de la ciudad es algo esencial: “Queremos que la familia esté en realidad en el corazón del proceso”, nos dicen desde la gestión de proyectos educativos ciudadanos en Orvault.

Más allá del papel crucial que desempeñan en lo que se refiere a los edificios y el equipamiento escolar, las ciudades colaboran con la plantilla docente de las escuelas y complementan la educación formal mediante el desarrollo de actividades extraescolares sólidas. Estas proporcionan unas oportunidades educativas que transcienden los muros del aula, proporcionando servicios educativos que combinan oportunidades de educación formal, no formal e informal. La misión de la ciudad es apoyar “un desarrollo infantil completo” y no se limita al tiempo que se pasa dentro del aula, subraya el ex alcalde de Orvault. Para poder garantizar la igualdad de oportunidades y el éxito para todo el alumnado, el municipio de Ivry-sur-Seine se esfuerza en no dejar de lado ningún espacio de aprendizaje. “Queremos que las actividades extracurriculares y las asignaturas escolares se complementen”, dice un cargo electo educativo.

La colaboración con sectores como sanidad, cultura, deporte y planificación urbanística es esencial. La falta de una cobertura sanitaria accesible para las familias, y el trabajo incesante para dotar a las familias de un propósito, de una responsabilidad y de una confianza en sí mismas en lo que se refiere a la educación y la salud de sus hijos e hijas son la razón de ser de las iniciativas que Grigny está diseñando en colaboración con socios locales. Según la concejalía de Cultura de Ivry-sur-Seine, el vínculo entre los temas culturales y las políticas educativas es parte del ADN de la ciudad: “Nuestro compromiso político es convertir el territorio de Ivry-sur-Seine en un territorio extremadamente vivo en términos culturales y es un territorio que está desarrollando una demanda muy fuerte de cultura y educación”. En Saint-Quentin, el programa de Educación, Salud, Deporte e Integración Social se ha diseñado para llegar a la gente joven de la ciudad y fomentar su integración social. Mediante actividades deportivas organizadas en los terrenos cercanos a los barrios prioritarios, el programa busca combatir el abandono escolar y redirigir a la juventud a las estructuras de integración local.

Las barreras urbanas de la educación son numerosas y constituyen un problema fundamental para el desarrollo sostenibles de las ciudades y para el futuro de su ciudadanía más joven. No obstante, unos planes y estrategias educativas sólidas, codiseñados por las ciudades dentro del ecosistema educativo de actores implicados, e integrados dentro del desarrollo urbano, son potentes herramientas para proporcionar una educación de calidad para niños, niñas y jóvenes en su territorio. Nuestra investigación en “Cities & Education 2030” destaca las lecciones clave que tenemos que aprender.

Referencias

 

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